Los blogs, las casas, las calles, las noticias…en definitiva
la vida se va llenando de navidad.
imágenes tomadas de aquí
Mientras en casa seguimos sin subir del garaje las cajas
donde guardamos todos los adornos para decorar durante estas fiestas (no es
pereza, en casa nos ENCANTA la navidad, si lo sé , cada vez es más una fiesta consumista
que religiosa pero para una alegría que nos podemos dar; decorando, pensando,
haciendo regalos… ¿Por qué no disfrutar de algo en estos tiempos?)
Lo que ocurre es que de momento no podemos adornar la
casa por unas obras que nos tienen que hacer, aunque también caemos en la
tentación de comprar algún adorno.
Pero este año siento que hay algo distinto, no sé, pero
mientras ayer caminaba por la c/ Burgos (calle
del centro de Santander) en busca de un charm percibía un halo de tristeza
entre la gente, sus caras reflejaban cansancio, hostilidad, tristeza... unido a ver las persianas cerradas de varios locales en mi trayecto sentía por primera vez un
sentimiento de… no sé si llamarlo pena por el camino a dónde nos dirigimos.
Es más, me hizo acordarme de aquellos finales de los 80
principios de 90 donde la lacra de la droga, etapa más negra que recuerdo de
toda mi existencia, se hacía patente en las calles llegando incluso a recordar esos tiempos con nostalgia, creo que
se debe a que en ese momento no veía las cosas desde un lado tan adulto,
racional… donde todavía estaban muchas personas que hoy en día ya no están y donde
me sentía más protegida.
Durante ese corto tiempo de caminata, las imágenes y sonidos
que iban llenando mi cabeza (gente pidiendo, establecimientos cerrados, las
palabras de mi hermana contándome que hay compañeras que están a favor de que
echen a dos, tres o las que hagan falta antes de cualquier otra alternativa,
las últimas noticias del telediario… todo ello rodeado del frío invierno que se avecina) caían, como una
losa, sobre mis hombros.
Y al final, mi
conclusión, después del paseo, porque no encontré lo que buscaba, es que PODEMOS
cambiar esta situación sin las grandes consecuencias que estamos teniendo, eso
sí siempre que TODOS arrimemos el hombro.
Y lo mismo que nos exigen a los de abajo, a los más débiles se la apliquen los
de arriba, los más poderosos.
Pero supongo que mi conclusión no servirá para nada, que
seguiremos cayendo en el abismo pero
mientras esto sucede os recomiendo para esa tarde de melancolía, soledad, reflexión… ver /leer la obra de Charles Dickens “Tiempos
difíciles”. Seguro no os defraudará. Y sentiréis que siempre hay esperanza en el ser humano.
Saludos
4 comentarios:
Claro que hay esperanza, me niego a pensar otra cosa. No pienso permitir que me la quite nada ni nadie. Sea o no Navidad, te gusten o no estas fiestas... hay que seguir creyendo, luchando para que vengan tiempos mejores. Para nosotros y para los que vienen detrás.
Yo estoy contigo, y no pierdo la esperanza de que esto cambie a mejor, aunque también sé que los más poderosos no se van a quitar nada. Ya sabes eso de: "el que más tiene, más quiere". Desgraciadamente es así, pero con todo y con eso, sé que todo tiene un límite y, esto va a cambiar.
Que tengas feliz semana.
Besitos, guapa.
Por supuesto que nos queda esperanza, de momento no nos la han recortado... yo soy de la opinión de aunque poco, se pueden hacer cosas, no a nivel global, pero a lo mejor al vecino, y eso es mejorar la situación...pero tenemos que cambiar, exigir a los de arriba y exigirnos a nosotros, nos han creado demasiadas necesidades... gracias por la recomendación literaria, mañana la busco en la biblioteca... mil besos
Adoro la Navidad!!!!! Nunca la he sentido religiosa, siempre festiva.
quienes más pueden son los de arriba porque siguen siendo los que menos se esfuerzan.
Siguen viajando en 1ª, cobrando dietas astronómicas ....
En Navidad tiro la casa por la ventana de acuerdo con mis posibilidades jajajajajaja
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